La derecha quiere cambiar la sociedad. Pero los medios de comunicación ya no están ahí.

La derecha quiere cambiar la sociedad. Pero los medios de comunicación ya no están ahí.

Reflexiones tras el drama sobre la violación de Circeo retransmitido por Rai Uno. La opinión de Battista Falconi.

Datos recientes, de Censis e Istat respectivamente, confirman que en el consumo de vídeo los televisores han sido superados por otro tipo de pantallas y que en la composición de las unidades familiares los solteros han asumido la mayoría. Dos fenómenos espejo que definen un aspecto de nuestra sociedad, la fragmentación, a veces subestimada frente a la complejidad. No se tiene suficientemente en cuenta la extrema fragmentación del público, lo que añade a la cantidad de mensajes exorbitantes la posibilidad de gestionarlos correcta y conscientemente. Somos mónadas, nos movemos en una dimensión atómica y esto hace casi imposible generar flujos que obtengan el resultado esperado.

Sin embargo, en comparación con este cuadro compuesto, persiste una mentalidad ingenuamente causalista, que en el sector de los medios de comunicación se expresa según la llamada teoría hipodérmica, cuando en cambio ya no basta con enviar una comunicación, incluso si está construida de manera efectiva y con un contenido autoritario, para que el destinatario lo siga servilmente. Cada componente de la audiencia alcanzada procesa cada vez con mayor dificultad su retroalimentación de manera individual y diversificada. Por lo tanto, deberíamos abordar los procesos sociales de una manera menos social, para usar una paradoja, y más liberal.

La reflexión surge espontáneamente ante la persistente producción y difusión, por parte de las grandes cadenas tradicionales, de productos como la ficción "Circeo", cuyo primer episodio se emitió ayer en Rai Uno y que describe con colores decididamente maniqueos un episodio horrendo. de la historia de nuestro siglo XX, la violación de Donatella Colasanti y Rosaria López, de la que afortunadamente sólo la primera se salvó. La niña se convirtió así en protagonista de un proceso penal histórico, que contribuyó a que la violación se considerara un delito contra la persona y no contra la moral. Sin perjuicio de que hoy todos consideremos indispensable este logro, la clara división que hace la película entre los malos -los violadores, sus familias y el mundo romano de clase alta al que pertenecían- y los buenos, representados por Llama la atención las familias obreras de las víctimas, por parte de los abogados que asumieron su protección, de las militantes feministas, del cura partidista, de los periodistas del manifiesto del "periódico comunista" y del posadero que las acogió en su restaurante. En resumen, la impronta política del producto es explícita.

Hoy tenemos un gobierno interesado en otros mensajes socioculturales, como el patriotismo o la alarma por los abusos y las conductas de riesgo, que legítimamente intenta transmitirlos a través de la ficción, así como con información y análisis en profundidad. La consideración de que los productos de ficción en este sentido son más eficaces que los periodísticos es absolutamente correcta: tanto por la mayor capacidad de penetración de las narrativas como por la mala calidad de muchos productos informativos italianos. El problema es que ya no vivimos en el viejo mundo de la corriente principal, ahora reemplazado por la infodemia.

Quienes trabajan en el vasto campo de la comunicación, escuchan así inagotables peticiones de apoyo para apoyar las mejores campañas e intenciones. Se menciona con mucha frecuencia a los medios de comunicación, junto con la familia, la escuela y la política, como si estos agentes sociales pudieran realmente mover la opinión y el consenso de manera directa, automática y significativa (la única que ya no se tiene en cuenta es la iglesia, consciente de que su capacidad de agregación está ahora reducida a casi nada). A todos nos afecta un poco esta ingenuidad pero quien más paga el precio es la derecha y su intento de subvertir el estado de hegemonía Gramsciana, para la cual los valores fundacionales de nuestra sociedad son siempre los sostenidos por los dos partidos progresistas. familias, la socialcomunista y la radical libertaria.

El éxito de este intento, a pesar de que el actual gobierno y su líder tienen una visión muy consciente y convencida, se ve obstaculizado por la falta de canales cuyos efectos estén realmente garantizados, así como por la calidad, a menudo pobre, de los productos que se transmiten a través de ellos. Y luego está la dificultad de cambiar paradigmas en un contexto multimedia afectado por la compulsión de repetición definida como la Ley de Mateo. “Circeo” lo confirma, considerando que la misma historia de la violación de Donatella y Rosaria ya había sido contada en la película “La Escuela Católica”. La tendencia de los medios no es invertir en innovación, sino seguir caminos narrativos ya consolidados. Recientemente, Rai Uno ha emitido también "Per Elisa", una película sobre el asesinato de Elisa Claps, otra noticia con implicaciones políticas, sobre la que también se ha emitido casi simultáneamente la serie "Donde nadie mira".


Esta es una traducción automática de una publicación publicada en StartMag en la URL https://www.startmag.it/mondo/la-destra-vuole-cambiare-la-societa-ma-i-mezzi-di-massa-non-ci-sono-piu/ el Wed, 15 Nov 2023 08:32:00 +0000.