La bomba de 2.200 millones de dólares de Credit Suisse: la UBS rompe con Apollo

En una revelación audaz, Credit Suisse pronosticó una enorme pérdida de 2.200 millones de dólares para el tercer trimestre debido a las consecuencias de su adquisición por parte de UBS. Si alguna vez hubo evidencia clara del terreno tumultuoso de las fusiones bancarias, es ésta.

Informe de pérdidas de Credit Suisse

Entrando en detalles, las pérdidas importantes provienen de múltiples frentes. Una gran parte, alrededor de 1.600 millones de dólares, proviene de préstamos salientes.

Anteriormente se agrupaban en la categoría de “banco malo” en la unidad no básica y heredada. Para los no iniciados, esta unidad es un verdadero vertedero de transacciones financieras que no se ajustan a las refinadas estrategias y estándares de la UBS .

Pero las dificultades financieras no terminan ahí. Otra pérdida estimada de hasta 600 millones de dólares se cierne sobre Credit Suisse para el tercer trimestre. El banco atribuye esta considerable pérdida a una decisión de liquidar determinadas empresas de gestión.

Fuentes internas señalan como catalizador la venta de la división de productos titulizados a Apollo el año pasado. Dando un paso atrás, cabe señalar el alcance y trascendencia de esta fusión.

La UBS, en una medida dramática y respaldada por el Estado, se hizo cargo de su eterno competidor, Credit Suisse. Esta medida marca una de las fusiones bancarias más audaces desde la infame crisis financiera global que sacudió al mundo hace más de una década.

El lado positivo para la UBS es que esta medida no estuvo exenta de beneficios. Reportaron una asombrosa ganancia de 29 mil millones de dólares en el tercer trimestre, la mayor parte de la cual fue un beneficio contable de la adquisición de Credit Suisse.

Esta ganancia es el tipo de cifra que sorprende, y no sorprende que haya hecho subir las acciones de UBS, alcanzando incluso un máximo de 15 años.

Una fuerza laboral en constante cambio

No son sólo los balances de Credit Suisse los que están sufriendo una transformación. La dotación de personal también está disminuyendo. En el primer semestre del año, el número de empleados a tiempo completo del banco cayó de 38.908 a 33.968.

Sin embargo, el problema es que estas cifras excluyen la división back-office, que ha pasado a estar bajo el amplio paraguas de la UBS. En particular, a principios de año, el recuento ascendía a la friolera de 50.480. Uno sólo puede preguntarse dónde estarán estas cifras a finales de año.

Mientras Credit Suisse se enfrenta a estos reveses, la UBS mira hacia el futuro. Tienen planes ambiciosos para completar la mayor parte de la integración de Credit Suisse para 2026.

Y si bien eligen cuidadosamente los sectores rentables de Credit Suisse, han mostrado un gran interés en mantener las operaciones nacionales del banco.

Pero con una integración tan amplia, la turbulencia financiera es inevitable. Credit Suisse, en su reciente informe semestral, advirtió sobre posibles nuevas amortizaciones y amortizaciones, afectando a activos que van desde el fondo de comercio hasta los bienes raíces.

Mientras tanto, la UBS se prepara para revelar los resultados del tercer trimestre el 7 de noviembre. El director general, Sergio Ermotti, también insinuó un anuncio sobre la estrategia a tres años del banco, previsto para febrero próximo.

En el ámbito del packaging, el panorama financiero nunca es aburrido. La saga de UBS y Credit Suisse es un claro testimonio de ello. Mientras estos gigantes bancarios navegan por sus futuros entrelazados, los observadores sólo pueden anticipar lo que revelará el próximo informe financiero.

Por ahora, la bomba de 2.200 millones de dólares de Credit Suisse sirve como recordatorio de las complejas consecuencias de las grandes fusiones.