Te cuento la tragedia política del Perú

Te cuento la tragedia política del Perú

Abandonado a sí mismo por una política que en gran medida lo ha traicionado, Perú busca una salida al impasse en el que han terminado sus instituciones. El estudio en profundidad de Livio Zanotti

La disolución del Estado de derecho puede convertirse en un vértigo imparable, en el que la corrupción y la ineficacia, la desesperación y la sangre se reproducen como amebas que engullen incansablemente sus instituciones. Un manantial económico efervescente, como el que recientemente ha beneficiado al Perú, no basta para detener esta pandemia más oculta y letal que el Covid, que es también incesante matanza de vidas. Sin un núcleo estratégico capaz de concebir una acción verdaderamente renovadora, incluso la protesta más grande y explosiva, por valiente y persistente que sea, no es concluyente. Esto se ve confirmado por otra trágica crisis que ha estallado en Perú, después de haber ardido bajo las cenizas de la transformación política en los últimos meses, años y décadas.

Ahora ha dimitido otro jefe de Estado, Manuel Merino, de 59 años, un ex presidente de la Cámara cuestionable y muy discutido. Los disturbios en la plaza que desde hace una semana, incesantes, recorren las calles de Lima y Callao, con dos jóvenes asesinados por la policía secreta y cientos de heridos, lo obligaron a rendirse lo que en realidad es una fuga. Había reemplazado con un golpe parlamentario (Perú tiene un sistema unicameral) al controvertido y sin embargo legítimo jefe de Estado, Martín Vizcarra , de 57 años, poco después de que expirara su mandato y con la fecha de las más de las próximas elecciones ya convocadas. Se forma un gobierno políticamente transversal, con desplazados de orígenes opuestos. La transparente transformación del operativo desató la indignación popular que se desbordó en las plazas de los principales centros urbanos de la costa, desde Arequipa y Nazca, hasta Chimbote y Chiclayo, en la frontera con Ecuador.

"En Perú es más fácil eliminar a un presidente que condenar a un asesino", es el comentario más repetido en estas horas. Vizcarra, a su vez, había sucedido al centrista Pedro Pablo Kuczynski en marzo de 2018, perseguido por acusaciones persistentes y consistentes de malversación de fondos. Luego él también, aunque por episodios por no probados y referidos a épocas en que administraba una provincia del país andino, terminó siendo ensartado por los mismos dardos venenosos. Precisamente la repetición de situaciones similares, que casi sin distinciones políticas y solución de continuidad han diezmado las más altas jerarquías de la República al menos en los últimos 30 años, ha llevado a una reducción progresiva de las garantías otorgadas al jefe de Estado. Y a un poder de control e interdicción considerablemente mayor del Parlamento, quizás mal concebido, para un país de 35 millones de habitantes y solo 130 diputados, sin embargo, dividido en una miríada de partidos y facciones tan inestables como cambiantes en sus respectivas composiciones y líneas políticas. .

Vizcarra se había opuesto a los intentos periódicamente renovados por la extrema derecha hegemonizada por el clan peruano-japonés de Fujimori, de liberar al expresidente Alberto, quien cumple 25 años de prisión por delitos de daño a la humanidad y malversación (delitos cometidos durante su mandato de Presidente: 1990-2000). Así como su hija Keiko, genio tan brillante como malvado de la gran familia, a su vez encarcelada por corrupción (ella es uno de los numerosos políticos sudamericanos condenados, por haber recibido financiación ilícita, a cambio de contratos públicos de la constructora brasileña Odebrecht. ). Este magnífico país es ahora escenario de ambiciones desenfrenadas y de los crímenes más atroces, traiciones y usurpaciones, rivalidades combatidas con intrigas que tocan sectores de las fuerzas armadas y escenifican pasiones shakesperianas.

Un Parlamento dividido en tres tendencias deja al país abandonado a sí mismo en estas horas, en un vacío de poder envenenado por intereses y odios manifiestos, aunque no todos se puedan decir. Ayer, luego de la renuncia de Merino, hubo un acuerdo para reemplazarlo provisionalmente por una candidata de centroizquierda, Rocío Silva Santisteban, de 57 años, reconocida poeta y periodista activa. Pero la votación lo anuló: recibió solo 42 votos a favor, 52 en contra, 25 abstenciones. Durante la noche se reanudaron las negociaciones y los enfrentamientos, especialmente en el popular Callao.

Básicamente, apretujado entre fujimoristas y centroizquierda, el sistema democrático juega ahora sus posibilidades de salir del impasse en el que se encuentra, en lo que decidirán los centristas democristianos, que en gran parte corresponden a los abstencionistas. Soy la punta de la balanza. Mientras en las calles hay gritos en contra de la Corte Constitucional para que se pronuncie rápidamente sobre el recurso presentado por el expresidente Martín Vizcarra.

Livio Zanotti

ildiavolononmuoremai.it


Esta es una traducción automática de una publicación publicada en StartMag en la URL https://www.startmag.it/mondo/vi-racconto-la-tragedia-politica-del-peru/ el Mon, 16 Nov 2020 06:40:11 +0000.