París, Washington, Madrid y Roma. Todo el mundo sigue intentando apoyar los coches eléctricos, excepto Alemania, a la que le gustaría producirlos, y esto creará distorsiones. Pongamos algunos ejemplos.
Desde abril, en Estados Unidos el crédito fiscal por la compra de un coche eléctrico nuevo alcanza los 7.500 dólares (algo menos de 6.900 euros). Con la subvención a los coches eléctricos más ambiciosa de todos los tiempos, el Gobierno de Joe Biden quiere conseguir que uno de cada dos coches nuevos vendidos sea eléctrico de aquí a 2030.
En China , los compradores de vehículos eléctricos estarán exentos del impuesto de compra de hasta 30.000 yuanes (algo menos de 3.900 euros) por vehículo durante los próximos dos años. Francia reorganizó sus subvenciones para la compra de coches eléctricos a mediados de diciembre y está pagando un bono medioambiental de 5.000 euros e incluso 7.000 euros para las familias más pobres. En Italia la aportación por la compra de un coche eléctrico es de 5.000 euros con desguace, 3.000 sin desguace.
El gobierno alemán, que canceló el bono medioambiental de la noche a la mañana, ha tomado una dirección completamente diferente, seguida, o más bien anticipada, sólo por Suecia . Sin embargo, al menos en teoría, el gobierno alemán es el que tiene a los Verdes en su equipo. Sin embargo, la austeridad gana.
Según los expertos, Alemania, sin embargo, está debilitando su posición al poner fin abruptamente a los subsidios a los coches eléctricos, pero , en realidad, el objetivo es claro: Alemania pretende hacer crecer su propia industria utilizando las contribuciones medioambientales de otros.
MG 75 EV
Tomemos como ejemplo Italia: ahora producimos muy pocos coches, menos de medio millón, pero contribuimos mucho a la compra de coches que no producimos. La esperanza alemana es, por supuesto, que este dinero incentivará su industria. Un crecimiento alemán de nuestros impuestos.
Hay diferentes pronósticos para Alemania: es probable que las ventas de coches eléctricos caigan entre 50.000 y 200.000 vehículos el próximo año, por primera vez después de una década de crecimiento constante. Además, es posible que los fabricantes alemanes hayan hecho cálculos equivocados, porque empresas como Tesla, BYD o MG podrían restar cuota de mercado a proveedores nacionales como Volkswagen, BMW, Opel y Mercedes-Benz, cuyos coches son bastante caros. VW ya ha decidido recortar la producción de dos modelos de coches eléctricos. Mercedes ha anunciado que recortará los beneficios de su negocio de coches eléctricos porque el mercado es demasiado competitivo y que intentará compensarlo con coches de combustión interna. Pero si los coches ICE no se venden, ¿quién lo compensará?
Por lo tanto, estas decisiones gubernamentales corren el riesgo de ser una amenaza para la industria alemana, pero la austeridad siempre gana en Alemania, incluso en las perspectivas de desarrollo y supervivencia de su propia industria. Cuando solo vendan Tesla o MG, tal vez cambien de opinión.
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