La inflación estadounidense sigue siendo persistente y tenaz

La última ronda de datos sobre inflación está disponible, justo antes de la reunión de política monetaria de la Reserva Federal la próxima semana. La noticia no es buena. Los índices del Departamento de Comercio, que la Reserva Federal utiliza para seguir la inflación, muestran que los precios siguen aumentando, muy por encima del objetivo del banco central del 2% anual.

Los consumidores estadounidenses se encuentran en una situación difícil: gastan más dinero del que ganan. Esto no es algo que pueda durar para siempre sin causar problemas. También están echando mano de sus ahorros para mantenerse al día con los gastos, creando un futuro financiero riesgoso.

En general, esto nos muestra una Reserva Federal cautelosa. Es probable que mantengan las tasas de interés donde están por ahora, lo que significa que no habrá ningún alivio de las altas tasas en el corto plazo.

El gasto desenfrenado y sus consecuencias

Este marzo, la gente gastó más de lo que ganó, continuando una tendencia observada en tres de los últimos cuatro meses. La tasa de ahorro personal cayó a su nivel más bajo desde octubre de 2022, ahora de solo el 3,2%.

Al mismo tiempo, el índice de precios de los gastos de consumo personal, que es una importante herramienta mediante la cual la Reserva Federal mide las presiones inflacionarias, subió al 2,7% en marzo para todos los artículos, y la medida principal, que excluye artículos volátiles como los alimentos y la energía, está en el 2,8%.

Justo un día antes de que se publicaran estos datos, se informó que la tasa de inflación anualizada para el primer trimestre fue del 3,7% sobre una base básica y del 3,4% en general. El crecimiento real del producto interno bruto se desaceleró a un ritmo del 1,6%, mucho menos de lo esperado.

Aumentos de precios y riesgos económicos

La inflación comenzó a convertirse en un gran problema en Estados Unidos en 2022, provocada por interrupciones en las cadenas de suministro que se esperaba que se resolvieran después de la pandemia. Sin embargo, incluso cuando se aliviaron las restricciones relacionadas con la pandemia, el elevado gasto del Congreso y la administración Biden continuó, lo que elevó el déficit presupuestario al 6,2% del PIB a finales de 2023, el nivel más alto desde 2012, excluyendo los años de la pandemia.

El mercado laboral sigue siendo fuerte, con más oportunidades laborales que trabajadores disponibles, lo que mantiene los salarios altos y aumenta las presiones inflacionarias. Incluso cuando la demanda ha pasado de bienes a servicios, la inflación sigue siendo alta, lo que pone a prueba los esfuerzos de la Reserva Federal para controlarla.

Los funcionarios de la Reserva Federal esperaban que la inflación se enfriara a medida que bajara el costo de la vivienda. Si bien se espera que esto suceda a medida que ingresen al mercado nuevas ofertas inmobiliarias, la inflación en otras áreas ha seguido aumentando. Por ejemplo, la inflación de los servicios del gasto de consumo personal (PCE), excluyendo los costos de la vivienda, ha experimentado una tasa anualizada del 5,6% en los últimos tres meses.

La fuerte demanda, que se suponía controlarían las subidas de tipos de la Reserva Federal, no ha disminuido, lo que sugiere que la Reserva Federal podría no tener tanto control sobre la inflación como pensaba.

También están aumentando las preocupaciones sobre una posible recesión económica. Los incumplimientos crediticios están en su nivel más alto en una década y hay una creciente sensación de inquietud en Wall Street sobre la volatilidad futura. Las expectativas de inflación también están aumentando, y las encuestas muestran que las tasas de inflación esperadas están aumentando.

Jamie Dimon, director ejecutivo de JPMorgan Chase, captó el cambio de sentimiento, primero elogiando el auge económico de Estados Unidos como “increíble” un día, y luego expresando preocupación por el persistente gasto público y su impacto inflacionario.

Este aumento inesperado tuvo un enorme impacto en los mercados financieros, provocando que el valor de los bonos del Tesoro se desplomara a medida que los operadores ajustaban sus expectativas sobre cuándo la Reserva Federal podría comenzar a recortar las tasas de interés. Cuando los datos de marzo confirmaron estas cifras, proporcionaron cierta estabilidad, pero el sentimiento general sigue siendo cauteloso.

Los economistas han comenzado a prestar más atención a estos datos de inflación, hasta el decimal, lo que refleja una creciente preocupación por la precisión de los indicadores económicos. Este examen detallado representa un cambio con respecto al pasado y nos muestra a todos cuán importantes se han vuelto los datos precisos sobre la inflación para pronosticar políticas económicas y gestionar las expectativas en un entorno económico cada vez más incierto.