Porque el Primero de Mayo se ha convertido en Patrono

Porque el Primero de Mayo se ha convertido en Patrono

El festival del Primero de Mayo ha perdido gran parte de su carácter sagrado. La fe ha fallado, el mundo del trabajo se ha vuelto secular, ¿los sacerdotes o los que predican en su nombre ya no son creíbles? No es solo esto. El valor y el carácter de la obra han cambiado, pero los fieles de este credo no los han reconocido.

No es 0 km, pero este año el 1 de mayo es una fiesta de proximidad. Los líderes sindicales celebran mítines tradicionales en el triángulo del centro de Italia en Terni (Maurizio Landini), Roma (Luigi Sbarra) y Rieti (Pierpaolo Bombardieri) respectivamente.

Lamentablemente este glorioso día (que en el siglo pasado fue reducido a un número en el calendario o requisado con gran fanfarria por los regímenes totalitarios) se ha convertido para nosotros en una especie de Fiesta del Santo Patrón (por suerte la Iglesia ha echado una mano para dirigirse a la fiesta a San José obrero) con las procesiones habituales, los iconos del aniversario, las fiestas, los fuegos artificiales, las homilías, los estandartes y banderas, los estandartes y la inspiración del diseño del cartel.

Por muchas razones, los que ya no trabajan, es decir, los jubilados, que guardan un recuerdo firme del trabajo en el desenvolvimiento de su vida, son los que hacen que las procesiones sean dignas de participación y presentables las plazas.

Básicamente, todos sabemos que este festival ha perdido gran parte de su carácter sagrado. La fe ha fallado, el mundo del trabajo se ha vuelto secular, ¿los sacerdotes o los que predican en su nombre ya no son creíbles? No es solo esto. El valor y el carácter del trabajo han cambiado, pero los fieles de este credo no los han reconocido, un poco como los cristianos tradicionalistas que insisten en asistir a misas en latín.

El modelo de trabajador que puede presumir de afiliación plena en esa condición de que se repite el día internacional está representado por el perfil específico del siglo XX: un empleado contratado con contrato indefinido en una empresa mediana-grande, sindicalizado, orientado a la izquierda, sostén de la familia .

Atención: a pesar de las quejas de los sindicatos, esta cifra sigue prevaleciendo en gran medida en el mercado laboral; y es a partir de esta figura que las empresas piden una profesionalidad que haga justicia a décadas de organización taylorista del trabajo, devolviendo y desarrollando ese tipo de trabajador calificado que se vio socavado por la fragmentación del trabajo.

Ciertamente la cultura de ese trabajador fue el resultado de una larga experiencia manual adquirida a partir del aprendizaje del oficio; hoy se requiere una cultura de la tecnología que no solo se enriquezca con el tiempo y la práctica sino a través de la escolarización, la preparación básica y la formación continua. Ya no basta con comprender de oído qué tan bien funciona la máquina, sino conocer el algoritmo.

Sin embargo, en las plazas reabiertas en los eventos « con distanciamiento '', a los trabajadores presentes no se les prometen los directivos de la tribuna un trabajo garantizado por el poder de negociación ligado a su profesionalidad, sino por leyes que los hacen inamovibles y que garantizará la protección de sus ingresos en caso de pérdida de empleo (no ayuda específica para encontrar otro a través de los procesos de reconversión necesarios) y garantizará cruzar el umbral de la pensión en la medida de lo posible.

Para los sindicatos, incluso el trabajo se divide en bueno y malo, como una deuda, según Draghi. El mal trabajo (en general, el trabajo no estándar) se presenta como el pecado del que el Santo Protector debe salvarnos.

Los precarios – descendiendo "por las ramas" hasta los trabajadores no declarados – son las compasivas víctimas del Maligno neoliberal y globalizado; incluso antes de ser salvados, deben ser redimidos, porque no hay salvación fuera de una determinada relación laboral, con la estabilidad que garantiza, en caso de despido, un juez bien orientado.

Luego, en el caso del decreto de dignidad, llega el momento en que nos damos cuenta de que esas reglas no favorecen el empleo, sino que lo destruyen. Y se disfrazan, tratando de no darlo a conocer porque los cánones sagrados de la fe de sus padres no pueden ser cuestionados.

Después de todo, lavarse las manos también forma parte de la tradición: dixi et servavi animam meam.


Esta es una traducción automática de una publicación publicada en StartMag en la URL https://www.startmag.it/economia/perche-il-primo-maggio-e-diventata-una-festa-del-santo-patrono/ el Sat, 01 May 2021 09:35:14 +0000.