Lo que entendimos (y lo que no) sobre la doctrina Trump

Lo que entendimos (y lo que no) sobre la doctrina Trump

Lo que vincula las declaraciones de Trump sobre Groenlandia, Gaza, Ucrania y más allá. Conversación con Gabriele Natalizia, profesora de Relaciones Internacionales de la Sapienza. Extracto de Notas de Stefano Feltri

Gabriele Natalizia es profesora de Relaciones Internacionales en la Universidad La Sapienza y directora del centro de estudios Geopolitica.info. Desde la anexión de Groenlandia al Golfo de México, que se convierte en el Golfo de América, hasta el recurso en Gaza a Ucrania: ¿qué hemos entendido hasta ahora de la "doctrina Trump"? ¿Hay algo coherente o están desconectados entre sí?

Por el momento no creo que sea posible hablar de una doctrina Trump; por otra parte, estamos ante los primeros pasos de la nueva administración en el ámbito internacional, que aún no han sido codificados de manera sistemática ni en un discurso sobre la política exterior estadounidense ni en un documento sobre seguridad nacional.

Sin embargo, es posible encontrar algunos indicios interesantes sobre las direcciones que seguirá la administración Trump en los próximos cuatro años y, en primer lugar, parece claro que la administración Trump quiere lograr el objetivo de proteger el hemisferio occidental de influencias malévolas externas, en particular las de China y Rusia.

Creo que la hipótesis de los aranceles contra México y el cambio de nombre del Golfo de México a Golfo de América deben leerse desde esta perspectiva para obtener un fuerte realineamiento del gobierno mexicano, también en lo que respecta a las cuestiones de las importaciones de fentanilo y la inmigración ilegal.

Del mismo modo, siempre con miras a contener a China, en particular su proyección en el hemisferio occidental, debe leerse la hipótesis propuesta de un retorno del Canal de Panamá al control estadounidense.

Por último, sin embargo, en lo que respecta a la contención hacia la Federación Rusa, creo que la cuestión de Groenlandia debe leerse desde esta perspectiva, es decir, Groenlandia constituye una especie de portaaviones desde el que controlar el acceso norte al Atlántico, que, sobre todo en caso de guerra, sería fundamental para la seguridad de los Estados Unidos, pero también para la posibilidad de una proyección estadounidense hacia Europa en caso de un ataque ruso a nuestro continente.

Desde la perspectiva de la Unión Europea, ¿cuál es el resultado deseable –o al menos el menos lamentable– de una posible tregua en torno a Ucrania?

Creo que lamentablemente ya no podemos reflexionar sobre el mejor resultado en sentido absoluto, que obviamente habría sido el rechazo total de las fuerzas militares de la Federación de Rusia, al menos en las posiciones anteriores al 24 de febrero de 2022.

Por el contrario, debemos reflexionar sobre el resultado menos peor, por dos razones. En primer lugar, porque las fuerzas rusas ocupan 120.000 kilómetros cuadrados de territorio ucraniano más allá de Crimea.

Por otro lado, Estados Unidos con la administración Trump -pero ya había señales con Biden- decidieron cerrar el juego para concentrar el mayor número de recursos posible en su prioridad estratégica, el desafío con la República de China en el Indo-Pacífico.

Y Ucrania no puede luchar sin el apoyo decisivo de Estados Unidos, dado que el apoyo europeo no es suficiente.

¿Cuáles son las buenas noticias para la Unión Europea? Que en cualquier caso Ucrania, incluso si se ve obligada a hacer algunas concesiones territoriales dolorosas, seguirá siendo independiente. Probablemente no se unirá a la OTAN ni a la Unión Europea, pero seguirá vinculado al sistema de alianzas occidental.

El ministro de Defensa italiano, Guido Crosetto, anticipó que en junio la OTAN pedirá a los países miembros que aumenten su compromiso del 2 al 3 por ciento del PIB en gasto militar. ¿Es realista que los países miembros gasten mucho más si el socio más inestable, es decir, los Estados Unidos trumpianos, está a cargo de la OTAN?

Durante la campaña electoral, Donald Trump prometió varias veces volver a adoptar la táctica de máxima presión en las relaciones internacionales.

Los observadores pensaron que lo haría primero con los rivales de Estados Unidos. Si esto fue cierto para la República Popular China, ya sometida nuevamente a aranceles, no fue igualmente cierto para la Federación de Rusia y la República Islámica del Irán.

Por el contrario, parece haberse adoptado la máxima presión contra los socios y aliados de Estados Unidos. ¿Por qué?

Probablemente para extraer de ellos la máxima contribución posible para aliviar los costes y las responsabilidades de Estados Unidos en la defensa del status quo, surgido al final de la Guerra Fría que, desde la perspectiva de Washington, también favorece a los aliados y socios de los propios Estados Unidos.

La petición que circuló en el seno de la OTAN de que en el futuro se invierta el 5 por ciento del PIB en el presupuesto militar parecería más bien una palanca de negociación para obtener una promesa de los aliados de elevar el umbral de gasto a alcanzar al 3 por ciento en los próximos diez años.

Esto mantendría a la OTAN firmemente en una posición transregional, contrarrestando la amenaza de la Federación Rusa por un lado y la inestabilidad del Mediterráneo por el otro.

Sin embargo, si el objetivo fuera realmente el del 5 por ciento, significaría que la administración Trump tiene en mente otra OTAN, con proyección global y un instrumento concreto para contrarrestar el ascenso de la República Popular China.


Esta es una traducción automática de una publicación publicada en StartMag en la URL https://www.startmag.it/mondo/dottrina-trump-intervista-gabriele-natalizia/ el Sat, 15 Feb 2025 06:14:09 +0000.