Estos son los efectos nocivos de 30 años de justicialismo

Estos son los efectos nocivos de 30 años de justicialismo

Los arañazos de Damato

Pues cómo han ido las cosas con las noticias embargadas por la guerra de Ucrania -explotadas también por las partes en el juego de los cuatro cantones para desmarcarse entre sí y todos juntos del gobierno en el que también confían- y con la contención de la tiempo permitido para la votación, en el único día ahora de verano del 12 de junio, me temo que los resultados del referéndum sobre la justicia promovido por leguas y radicales no serán válidos. Es probable que se vean frustrados por la creciente abstención habitual.

Tampoco creo, francamente, que el llamamiento que acaba de lanzarles Silvio Berlusconi en el discurso de Nápoles sobre su regreso al campo, o sobre el eterno retorno, como le han llamado otros, haya logrado calentar el corazón de los votantes, porque el hombre francamente no se presenta en las mejores condiciones políticas. "Su" centroderecha -porque fue él quien la fundó en 1994, mientras lo vestía un poco en el Arlequín, con la Liga Norte ascendida a aliados en el Norte y la derecha de Gianfranco Fini ascendida en el Centro y en el Sur, pues protegido de saliva ni siquiera tan metafórico del Padanissimo Umberto Bossi – está en un estado de confusión por decir lo menos: dividido por las ambiciones de liderazgo opuestas de Matteo Salvini y Giorgia Meloni y marcado por el reducido "empuje propulsor" de Forza Italia. Así decía el alma buena de Enrico Berlinguer en un cierto punto del comunismo que hasta su partido aún tenía su nombre, insignia y color.

Sí, sé muy bien que las encuestas siguen estando a favor del centroderecha y que el secretario del Partido Demócrata, Enrico Letta, advierte a su gente en el campo más o menos amplio que no apueste demasiado por la incapacidad de los opositores para llegar unidos igual a las elecciones generales del próximo año, salvo avances por accidentes en el camino, al menos, si no por los cálculos erróneos del intolerante presidente del movimiento 5 estrellas Giuseppe Conte. De los que se podría repetir lo que el alma buena de Winston Churchill decía de la Rusia soviética incluso después de haberla asumido en la alianza antinazi de la Segunda Guerra Mundial: “un rompecabezas envuelto en un misterio que yace dentro de un enigma”. No imaginaba, pobre hombre, lo que Putin sería capaz de hacer con una Rusia que ya no sería soviética muchos, muchos años después.

Sin embargo, no me arranco las vestiduras pensando en lo que ocurrirá tras el previsible naufragio abstencionista de los referendos, en un Parlamento que en todo caso, a más tardar el próximo año, quedará liberado de la grillina "centralidad" de la que es titular el actual uno es de alguna manera un preso desde 2018. También lo es en este último mandato dirigido por un primer ministro como Mario Draghi, prudentemente protegido por Mattarella en una amplísima mayoría. Donde los grillini inevitablemente cuentan menos que antes y tienen que tragar bocados amargos de vez en cuando, como la estancia de Draghi en el Palazzo Chigi o la todavía fresca elección de Stefania Craxi como presidenta de la Comisión de Asuntos Exteriores del Senado frente al pentastelado y excandidato líder del grupo Ettore Licheri. .

Me arranco las vestiduras ya mismo, sin esperar al 12 de junio, viendo el nivel al que se reduce el periodismo y su entorno después de treinta años de justicialismo inyectado en la política y la opinión pública por un poder judicial nada apaciguado, más aún. emocionado por la decapitación de la llamada Primera República. A éste le siguió un segundo, un tercero y hasta un cuarto, según ciertas transmisiones televisivas, más o menos incapaces de devolver a la política la primacía que le asignaban los constituyentes.

La recién mencionada elección de Stefania Craxi a la presidencia de la Comisión de Asuntos Exteriores del Senado brindó la oportunidad a Gianni Barbacetto en el Fatto Quotidiano de elaborar una especie de lista de prohibición de Craxians, familiares y no familiares, que sobrevivieron al líder socialista. . La lista la cerró una diputada del Partido Demócrata experta en política exterior, la "niña prodigio del Partido Demócrata milanés" Lia Quartapelle, porque -siente- "se convirtió en la esposa de Claudio Martelli". Giorgio Napolitano fue excluido, quizás considerando su ingreso en el hospital Spallanzani de Roma para una operación a la hermosa pero peligrosa edad de casi 97 años. Quien como presidente de la República enfureció a los enemigos de Craxi al reconocerle a la viuda, en una carta en el décimo aniversario de su muerte, que su esposo había recibido por parte de la justicia y anexos un trato de "dureza sin igual". Por cierto, deseos de centenario, querido presidente.

La guinda del pastel de Barbacetto es el título que lleva su artículo en la referencia de portada del diario de Marco Travaglio: “Di Craxi no se tira”, como dicen -casualmente- del cerdo. Y esto sería periodismo, o confrontación política. Un desierto cultural y humano, diría yo.


Esta es una traducción automática de una publicación publicada en StartMag en la URL https://www.startmag.it/mondo/giustizialismo-conseguenze/ el Sat, 28 May 2022 05:30:59 +0000.