La década de 2020 está a punto de convertirse en la peor década de la historia para la economía global

La década de 2020 se perfila como una década desafiante para la economía global, a pesar de algunos patrones de crecimiento resilientes. Después del torbellino de una pandemia, las tensiones geopolíticas y los picos de inflación, el mundo se encuentra en una coyuntura crítica. De hecho, la economía global ha demostrado una resiliencia notable.

Según Pierre-Olivier Gourinchas, economista jefe del Fondo Monetario Internacional, el crecimiento ha sido estable en medio de una vorágine de interrupciones en la cadena de suministro, una crisis energética y alimentaria provocada por conflictos geopolíticos y picos significativos de la inflación. La economía global ha sido todo menos predecible, desde los tiempos tumultuosos que siguieron a la pandemia hasta hoy.

A finales de 2022, el crecimiento mundial había caído a un mínimo del 2,3%, incluso cuando la inflación general media alcanzó un máximo del 9,4%. De cara al futuro, el FMI espera que el crecimiento se estabilice en el 3,2% durante los próximos dos años, con la correspondiente disminución gradual de las tasas de inflación del 2,8% a finales de 2024 al 2,4% a finales de 2025. A pesar de diversas perturbaciones mundiales, los indicadores sugieren un “aterrizaje suave”.

Los riesgos de inflación persisten

Si bien la economía mundial ha resistido crisis pasadas con resiliencia, la inflación sigue siendo una amenaza persistente. A principios de año se produjo un estancamiento en el avance hacia las metas de inflación, lo que potencialmente preparó el escenario para futuras complicaciones económicas.

Una parte importante de la inflación moderada puede atribuirse a la caída de los precios de la energía y a la reducción de la inflación de las materias primas, ayudada por la resolución de las interrupciones de la cadena de suministro y la reducción de los precios de las exportaciones de China. Sin embargo, los recientes aumentos de los precios del petróleo impulsados ​​por las tensiones geopolíticas y la inflación de los servicios persistentemente alta justifican una postura vigilante por parte de las autoridades para mantener la trayectoria hacia las metas de inflación establecidas.

Además, las restricciones comerciales a las exportaciones chinas podrían aumentar aún más la inflación de las materias primas, lo que subrayaría la fragilidad de los esfuerzos de estabilización económica mundial.

Las divergencias económicas se están ampliando

La resiliencia observada en la economía global oculta importantes disparidades entre las diferentes regiones. Estados Unidos, por ejemplo, demuestra una sólida salud económica con una fuerte productividad y crecimiento del empleo. Sin embargo, esta fortaleza también indica un posible sobrecalentamiento, lo que requiere un enfoque mesurado en la flexibilización de la política monetaria para garantizar un crecimiento sostenible sin reavivar las presiones inflacionarias.

En cambio, la zona del euro enfrenta una recuperación más lenta, con desafíos persistentes como el alto crecimiento de los salarios y la persistente inflación de los servicios que pueden impedir que las tasas de inflación se normalicen. La cuidadosa calibración de la política monetaria por parte del BCE es crucial para evitar un mayor estancamiento económico.

Los problemas económicos de China continúan, principalmente debido a la desaceleración del sector inmobiliario y la débil demanda interna, lo que plantea el riesgo de una escalada de las tensiones comerciales globales. Mientras tanto, otras grandes economías de mercados emergentes están experimentando un crecimiento sólido, beneficiándose de los cambios en las cadenas de suministro globales y las continuas fricciones comerciales entre China y Estados Unidos.

Camino político

El FMI cree que para mantener o mejorar la resiliencia económica mundial, son esenciales medidas de política estratégica. Las principales prioridades incluyen reconstruir las reservas fiscales y revertir la caída de las perspectivas de crecimiento a mediano plazo. Se necesitan consolidaciones fiscales efectivas para gestionar las altas tasas de interés reales y una dinámica menos favorable de la deuda soberana, particularmente en un contexto donde las elecciones globales podrían complicar aún más las estrategias económicas.

Además, las reformas estructurales en los países de bajos ingresos para promover la inversión y la movilización de recursos son clave para reducir los costos y las necesidades de financiamiento. Además, la adopción de la IA podría aumentar significativamente la productividad, aunque esto conlleva algunos desafíos, incluidas posibles perturbaciones en los mercados laboral y financiero.

Abordar la fragmentación geoeconómica y las políticas comerciales restrictivas también es crucial para mantener la eficiencia de las conexiones comerciales globales. Proteger los avances logrados en los marcos de política monetaria, fiscal y financiera, especialmente en los mercados emergentes, ayudará a respaldar la resiliencia del sistema financiero mundial y evitará un resurgimiento de la inflación.

Por último, acelerar la transición verde mediante inversiones masivas en tecnologías verdes y reducir la dependencia de los combustibles fósiles es esencial para el crecimiento sostenible. Esto requiere esfuerzos concertados por parte de las economías avanzadas y en desarrollo para garantizar un enfoque integral a los desafíos ambientales globales.

Si quieres, puedes leer el informe completo de Pierre-Olivier Gourinchas aquí.