Parece, según las noticias internas, que el BCE adoptará un enfoque mucho menos agresivo hacia el cambio climático de lo que les gustaría a los activistas sobre el tema.
Según varios políticos destacados, la intervención se basará principalmente en modelos financieros mejorados y divulgación en lugar de compras directas de activos ecológicos. Por lo tanto, estos aún chocarían con la dureza del mercado y deberían proporcionar rendimientos adecuados.
Cuando el Consejo de Gobierno del BCE discutió el cambio climático como parte de la revisión de su estrategia la semana pasada, hubo un amplio consenso sobre la necesidad de actuar. Pero hubo un entusiasmo limitado por ideas de políticas más ambiciosas, una renuencia generalizada por parte del banco central a tomar la iniciativa en abordar los problemas ambientales con una preferencia por dejarlo en manos de los gobiernos, según tres miembros del directorio.
Christine Lagarde, presidenta del BCE, se ha comprometido a hacer de la lucha contra el cambio climático una parte importante de la revisión de la estrategia del banco central y algunos miembros de la junta han pedido al BCE que haga pleno uso de sus herramientas de política monetaria para abordar el problema.
Los activistas ambientales han instado al BCE a embarcarse en la llamada QE verde cambiando su programa de compra de bonos para deshacerse de los emitidos por grandes emisores de carbono, en lugar de comprar más bonos verdes que financien proyectos amigables con el clima.
Sin embargo, cuando la junta discutió las ideas de vender bonos corporativos con alto contenido de carbono, comprar solo acciones verdes o imponer un recorte al valor de la garantía con un mayor riesgo climático, ninguno de ellos obtuvo mucho apoyo . En definitiva, cuando se trata de inversiones, el verdadero verde que cuenta es el de los billetes que se pueden recuperar de las inversiones.
"En última instancia, la discusión es si podemos hacer algo con respecto a la divulgación, midiendo los riesgos en nuestro balance y contrapartes y garantías, pero en lo que respecta a la idea de QE verde, estamos muy lejos de allí". dijo un miembro del Consejo.
"Lo que importa es el efecto de señalización: tendríamos que medir adecuadamente lo que es verde y lo que es marrón y, si lo presionamos, tendrá un gran impacto en sí mismo".
En cambio, hubo más acuerdo en que el BCE necesitaba evaluar mejor el riesgo de cambio climático en sus modelos, de modo que pudiera evaluar qué empresas se verían más afectadas por un impuesto al carbono o tendrían que devaluar el valor de sus activos debido a uso de combustibles fósiles.
Esto permitiría al banco central tener en cuenta el riesgo climático al evaluar la garantía que acepta y comprometerse a alinear sus tenencias en bonos corporativos con el objetivo del Acuerdo de París de 2016 de mantener el calentamiento global por debajo de los 2 ° C. Sin embargo, solo sería una ayuda indirecta, de carácter comunicativo y de mejora.
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