El plan secreto de la Casa Blanca para frenar la inversión entre Estados Unidos y China

En un momento en que las acciones de la Casa Blanca en el escenario mundial están bajo un escrutinio constante, es el último movimiento que involucra inversiones de EE. UU. y China lo que ha llamado la atención y ha acalorado las discusiones en la sala de juntas.

Con la especulación abundante sobre los planes para limitar la inversión estadounidense en el sensible sector tecnológico de China, el tiempo se acaba mientras las industrias se preparan para la confirmación oficial.

¿Un movimiento calculado o superando los límites?

Maniobrando sigilosamente sus estrategias, la Casa Blanca está a punto de lanzar planes que podrían alterar drásticamente el panorama de inversión entre EE. UU. y China.

Un elemento central de estos planes es la intención de limitar el capital y los conocimientos técnicos estadounidenses para que no respalden inadvertidamente los avances tecnológicos chinos, especialmente aquellos que podrían mejorar su destreza militar y representar una amenaza directa para la seguridad nacional de los Estados Unidos.

Pero no termina ahí.

Además de las prohibiciones absolutas, la administración también busca introducir un mandato para señalar al gobierno cualquier inversión estadounidense en dominios tecnológicos específicos dentro de China.

Este movimiento asegura que la Casa Blanca vigile de cerca las transacciones que cree que podrían poner en peligro los intereses estratégicos de la nación.

Hubo rumores sobre una posible orden ejecutiva del presidente Joe Biden. ¿La intención? Examine minuciosamente las inversiones salientes, especialmente en tecnologías chinas sensibles. Y si hay que creer en las fuentes internas, este anuncio es inminente.

La administración Biden ha caminado sobre la cuerda floja en este tema. Si bien los funcionarios dijeron que cualquier restricción de inversión entre Estados Unidos y China estaría dirigida con precisión, también buscaron disipar las nociones, particularmente las planteadas por Beijing, de que se trata de una verdadera barricada tecnológica.

La posición de la secretaria de Comercio, Gina Raimondo, resume bien este sentimiento. Según ella, un enfoque de base amplia está fuera de discusión, ya que puede ser potencialmente contraproducente, perjudicando los empleos y la economía estadounidenses.

Aboga por una estrategia equilibrada en la que los intereses de seguridad nacional y las consideraciones económicas coexistan en armonía.

Los objetivos reales: semiconductores, inteligencia artificial y computación cuántica

A medida que las industrias se esfuerzan por descifrar los mensajes cifrados de la Casa Blanca, cada vez es más evidente que ciertas industrias están en el radar. Entre estos destacan los semiconductores, la inteligencia artificial y la computación cuántica.

Cualquier inversión en estas arenas, especialmente aquellas canalizadas a través de capital privado, empresas conjuntas o capital de riesgo, está destinada a enredarse en esta nueva red de regulaciones.

Pero como con todas las políticas, el diablo está en los detalles. Si bien algunas transacciones pueden enfrentarse a una prohibición total, otras simplemente requerirán un visto bueno de las autoridades. Este enfoque doble subraya el intento de la administración de lograr un equilibrio entre el crecimiento económico y la seguridad nacional.

Los detalles emergentes sugieren una perspectiva más amplia de la administración Biden. Su ambición parece incluir una mayor transparencia en los tratos financieros entre EE. UU. y China, en varios sectores.

Pero, ¿cómo se trazará la línea, especialmente en lo que respecta a tecnologías avanzadas como la inteligencia artificial? Según Emily Benson, una voz principal del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, la responsabilidad puede recaer en la administración.

Será fundamental determinar qué aplicaciones de IA son de grado militar y definir los límites de la propia IA. La pelota está ahora en el tejado de la Casa Blanca, que debe navegar por estas aguas turbulentas.