No sólo Argentina. Aquí los escenarios latinoamericanos para 2024

No sólo Argentina. Aquí los escenarios latinoamericanos para 2024

La crisis argentina es el símbolo de las dificultades políticas en América Latina. El artículo de Livio Zanotti, autor de Ildiavolononmuoremai

En América Latina, el balance final del año ya prácticamente concluido, más convulso que nunca en sus últimos meses, influye mucho en el inminente 2024. Con la crisis argentina en el centro, que si no resume del todo la general, notoriamente variada por diferencias históricas, sin embargo, anticipa importantes características comunes. Además de constituir la mayor agitación político-económica continental de las últimas décadas, es de hecho también aquella en la que las raíces profundas del fenómeno político-cultural más extendido han emergido de manera más visible no sólo en el subcontinente americano, sino -tendencia- en todo Occidente. Es desde el Río de la Plata , hasta la Patagonia antártica y los Andes que la fusión entre neoconservadores, lockeanos , tradicionalistas, a veces místicos en la inspiración de Daniel Bell (nacido hace 60 años en Estados Unidos) y ultraliberales (unidos hace 90 años) (hace años) parece concretarse hace años en la Universidad de Chicago, cuyas transformaciones posteriores llevaron al asalto del Pasdaran de Donald Trump al Capitolio en Washington, hace exactamente 2 años).

NO SOLO MILES

No es que el actual e histriónico presidente argentino tenga descendientes directos de aquellos intelectuales progresistas estadounidenses, a menudo muy refinados, que saltaron hacia la derecha debido al miedo que les causó el fuego encendido contra el tradicionalismo por los Sesenta y ocho franceses. No tiene ninguno en absoluto. Al igual que sus familiares, el senador Rojo Edwards en Chile y el ex presidente brasileño Jair Bolsonaro ciertamente no tienen ninguno. Al menos se parece más al crudo narcisismo individualista y al exasperado apetito especulativo del trumpismo . Sin embargo, esos son los valores (por así decirlo) a los que generalmente se refiere el movimiento, las reacciones, los humores incluso inconscientes que aglutinaron a la heterogénea mayoría electoral a la que Milei debe su ingreso a la Casa Rosada. Y que frente a la crisis provocada por el estancamiento económico, por los presupuestos públicos deficitarios, por un cierto clientelismo peronista, por un endeudamiento que aumenta y explota en una inflación de tres dígitos, nos empuja a atacar el Estado de bienestar señalado como fuente primaria de todos los gastos y presentados como tales como un motor de residuos.

Por tanto, debe eliminarse lo antes posible, de hecho y de principio. Un objetivo que inevitablemente también implica la restricción, si no la negación total, de los derechos civiles. Las jerarquías sociales de un pasado que no quiere desaparecer y su subalternidad consolidada -empezando por las inherentes a los roles de familia patriarcal- retrasan la modernización y el desarrollo. Pero, por otro lado, estos últimos no requieren las inversiones financieras y la libertad del puritanismo religioso, el racismo, la misoginia, los cambios de mentalidad y de estatus necesarios para superarlos. Los períodos de concentración sensacional de la riqueza privada y marcada escasez de riqueza pública, como estos en los que vivimos, en realidad empujan hacia una mayor polarización. Para un anarcocapitalista declarado como Javier Milei y los intereses que lo apoyan, resulta casi fatal intentar superar esta maraña de contrastes reduciendo los espacios de discusión, es decir, las instancias democráticas de control en las instituciones y en la vida cotidiana.

Recordamos que a pesar de estar aliado con la derecha conservadora del ex presidente Mauricio Macri (responsable de al menos el 50% de la actual, exorbitante e impagable deuda pública del país) y la ex simpatizante montonera Patricia Bullrich, así como con los partidos locales, el nuevo El presidente no tiene una mayoría coherente y estable en el Congreso. Esto explica su intento de gobernar por decreto-ley, intentando escapar al debate y verificación del voto mostrado tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado. Es decir, eludir los controles fundamentales del sistema parlamentario democrático. Actualmente no está sucediendo en ningún otro país importante de América Latina. En el vecino Brasil, después de 58 años de conflictos paralizantes, el presidente Lula ha logrado aprobar en los últimos días una reforma fiscal histórica y equilibrada, que introduce por primera vez el impuesto al valor añadido (IVA), gracias a una ardua pero hábil negociación con el oposición.

Milei en cambio dejó a un lado la motosierra con la que decía querer separar apresuradamente el bien del mal, para subirse a un carro con el que transportó y volcó al Congreso un elefantino decreto-ley que por sí solo contiene 366 de las más variadas y controvertidas medidas de cambios legislativos. . Un unicum incluso comparado con las iniciativas jurídicas más aventureras que se recuerdan en Buenos Aires. Sólo leerlo lleva semanas. Un popurrí demoledor que va desde la reducción de garantías a los contratos colectivos de trabajo permanentes, pasando por reducciones de impuestos para los grandes conglomerados siderúrgicos, azucareros, sojeros y metalúrgicos, hasta la transformación en delitos penales de multas por la ocupación de terrenos públicos en el marco de manifestaciones callejeras, el recorte de las indemnizaciones por despido de los empleados, la liberalización de las tarifas de los seguros médicos privados, etc. etc. etc. Apoyada por innumerables juristas, la oposición planteó una cuestión de legitimidad constitucional.

Rarezas y misticismos personales aparte, Milei habría elegido al expresidente Carlos Menem (1989-99), un peronista conciliador, como su modelo de referencia política. Hace unos días, su sobrino Martín (48) fue elegido por la mayoría de derecha presidente de la Cámara de Diputados. Y es este comerciante mayorista de Rioja, provincia del interior de donde son originarios los Menem, quien quiso recordar públicamente cuando en agosto de 2019 acompañó a Milei a una reunión con su tío, entonces de 89 años, para recordar a sus gobiernos. De esa conversación destacó el entusiasmo que despertó en Milei. Pero en el medio hay una dolorosa historia de devaluación inflacionaria provocada por las políticas desenfrenadas del neoliberalismo. Carlos Menem había privatizado el petróleo, la electricidad, el gas, los teléfonos, Aerolíneas Argentinas de YPF; repartieron subsidios a diestra y siniestra, flotando sobre los escándalos. Cuando como un tornado el efecto Tequila de México de Salinas de Gortari cayó sobre Argentina, devorando ahorros y haciendo estallar el sistema financiero: quedaron 164 de 205 bancos.


Esta es una traducción automática de una publicación publicada en StartMag en la URL https://www.startmag.it/mondo/crisi-scenari-argentina-america-latina/ el Mon, 01 Jan 2024 06:15:01 +0000.